Antonio Nicaso, autor e investigador italiano La mafia no es exclusividad de un país o de un pueblo Periodista y autor de diez libros sobre el fenómeno de la mafia, acaba de publicar "Bloodlines". Dice que el crimen organizado es ahora menos violento y actúa como industria multinacional, sin fronteras y se infiltra en las esferas del poder de todo el mundo
FREDDY VELEZ / Correo Canadiense Se acabaron los tiempos del bajo mundo donde los gansters eran tipos mal hablados, con aspecto de matones y que controlaban a sangre y fuego su territorio de operaciones. El crimen organizado, así lo sostiene el periodista y escritor Antonio Nicaso, ha evolucionado y ahora muestra una tendencia diferente. Sus líderes visten, se mueven y actúan como pulcros y distinguidos hombres de negocios. En efecto, manejan multinacionales, administran operaciones en varios lugares del globo, con redes bien disimuladas que se encargan de funciones diferentes y especializadas. Sostiene Nicaso que "este tipo de clanes aprovecha limitaciones y diferencias legales entre países para traspasar fronteras y no ser perseguidos". Además, en su opinión falta mayor respaldo y cooperación entre países para las entidades encargadas de combatir el flagelo. "Hoy no se puede ligar el negocio ilícito a gran escala, con una etnia o un país determinado. El narcotráfico es parte de la realidad de países como Colombia, por ejemplo, pero no es parte de su cultura", sostiene. Nicaso es claro al afirmar que "no es con violencia y represión que se podrá acabar con el crimen organizado. El problema siempre tiene que ver con cambios sociales, oportunidades para la gente, educación y trabajo". Una amenaza en presente De su libro afirma que "es una investigación sobre una de las organizaciones delictivas más grandes del mundo y su valor está en mostrar un fenómeno vivo, con protagonistas de carne y hueso que utilizan sus nombres reales y son bien conocidos en los lugares donde se mueven". "Es la historia de la familia Caruana Cuntrera, que ha basado su permanencia en el hecho de no permitir el ingreso de miembros, excepto aquéllos que sean de la misma familia. Evitan así ser infiltrados y descubiertos y existen verdaderos pactos de sangre para mantenerse leales. Incluso algunos se casan entre sí". Sostiene que estas organizaciones son en cierta forma, tan invisibles como intocables, pues han dejado de lado el terrorismo y la fuerza en general como armas únicas para asegurarse el control y el poder. Ahora se relacionan con otras esferas del poder a través de terceros, comparten sus ganancias y corrompen cuando deben hacerlo para estar seguros. Hablando de los Caruana-Cuntrera, Nicaso revela la influencia en algunos casos aún vigentes de sus miembros en varios países. Algunos de ellos llegaron a radicarse sin problema en Canadá, aprovechando leyes laxas en cuanto a ingreso de divisas y penas irrisorias para cierta clase de delitos. Antes de los 90, se podía ingresar cualquier cantidad de dinero sin ninguna objección. Era una especie de paraíso fiscal, ideal para el lavado de dinero. Y en caso de ser condenados por algún delito, bastaba con pasar una sexta parte de la pena en prisión para lograr la excarcelación. En Venezuela los Caruana-Cuntrera tuveron evidentes conexiones con gobiernos como el de Carlos Andrés Pérez. Allí, a través de terceros han movido negocios licitos e ilícitos sin ningún problema. En Brasil, tuvieron a un señor de apellido Farías como uno de sus representantes, aprovechando su nexos con el gobierno de Fernando Collor De Melho. Otro tanto sucedió con Mario Villanueva Madrid, ex-gobernador del estado de Yucatán en México, quien tuvo relaciones con esta familia. Ahora, acusado de corrupción, es prófugo de la justicia. Uno de los Caruana-Cuntrera se reunió a finales de los 80 en la Isla Margarita, con otros líderes de mafias de Calabria y Nápoles para acordar con gente del cartel de Cali un negocio que llevó toneladas de cocaína a Europa.
El coraje del miedo
Nicaso llegó a Norteamérica hace 11 años de su natal Italia, para ponerse a salvo luego de un fallido un atentado con una bomba sobre su vehículo por la publicación de un libro en el que develaba el código de honor de la mafia siciliana. Pero no parece conocer la palabra miedo. Dice que el antídoto es precisamente el coraje que surje en el ser humano tras soportar la sensación de miedo. Nicaso es co-autor con Lee Lamothe de "Bloodlines, el surgimiento y caída de la familia real de la Mafia", el más reciente de sus diez libros sobre el tema. "Soy un apasionado por mi trabajo, lo hago porque es necesario crear conciencia sobre cómo operan estas organizaciones criminales, pero no opino ni comento. Sólo reporto hechos", afirma casi sin emoción. En su despacho de editor del CORRIERE CANADESE están a manera de adorno las carátulas enmarcadas de su libros y varios diplomas de entidades que reconocen su aporte en la investigación sobre el crimen organizado. Es, de hecho, un investigador social que tiene el periodismo como su rutina diaria. Un hombre estudioso que no persigue la gloria sino la mera satisfacción del deber cumplido. 15 y 16 de junio 2001
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